Contemplar la naturaleza es contemplar la vida, la creación de Dios. Del mismo modo que sucede con un artista, Dios nos enseña un poco de su inmensidad en la naturaleza.

Además, poder disfrutar de su creación nos brinda muchos beneficios. Te contaré sobre algunos de ellos a continuación.

Nos calma emocionalmente

Hoy la ciencia de la neurología moderna asegura que las personas sanan de enfermedades mentales cuando se les aplica una disciplina de caminar en un jardín.

En el New York Times encontré un extracto del libro del Dr. Oliver Sacks, quien fue un neurólogo y autor de muchos libros. Dicho extracto dice: «Los efectos de las cualidades de la naturaleza en la salud no son espirituales y emocionales solamente, sino también físicos y neurológicos. No me queda duda de que reflejan cambios profundos en la fisiología del cerebro y, quizá, incluso en su estructura.»

Definitivamente caminar en jardines fue algo que Dios utilizó para mi sanidad de fuertes traumas pasados. ¿Qué nos ayudaría a calmar la ansiedad del alma? ¿Es esto de caminar en un jardín un posible remedio para nuestras vidas? Considero que tiene un efecto sutil. Lo he experimentado más de una vez. Caminar en un jardín, observar a las aves, el tinte diferente de las flores, mientras medito en la bondad de Dios, su Creador, me refresca, me hace sentir segura y con más confianza en Dios y en mí misma.

De las pocas tareas que recuerdo de mi tiempo en la escuela elemental, está la tarea que me dieron de recoger hojas de diferentes formas para compilarlas en mi boticario. El simple hecho de caminar observando los diferentes tipos de hojas me hacía entrar en un mundo interior y olvidarme de las preocupaciones de mi infancia.

Contemplar la naturaleza nos revela el carácter de Dios

«Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos. Día tras día no cesan de hablar; noche tras noche lo dan a conocer. Hablan sin sonidos ni palabras; su voz jamás se oye.»

Salmos 19: 1-3

«¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva.”»

Juan 7: 38

«La hierba se seca y las flores se marchitan, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.»

Isaías 40: 8

«Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios.»

Romanos 1: 20

Espacio propicio para hablar con Dios

Al contemplar la naturaleza podemos encontrar un momento especial para conversar con nuestro Padre. Fue caminando en un jardín de Roanoke, VA, cuando le oré a Dios:
—¡Si tan solo tuviera un dinero extra para llevar a mis hijos a comer a un lugar especial!
En pocos minutos escuché a mi hijo que vino corriendo y me dijo:
—Mami, mira lo que encontré en el piso, entre unas rocas: ¡dinero!

Han sido muchas las experiencias de bendición que he tenido con Dios mientras camino en jardines. Por ejemplo, en una época oscura Él me entregó una amiga; en otro parque me entregó un precioso anillo de la mano de mi hijo David. Además me permitió caminar de la mano con mi hermana Soraya después de la muerte de mi perrita Lola; y en otra ocasión me regaló el escuchar por primera vez el Salmo 23 declamado por mi hija Julia.

«¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce, que el mar y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas! ¡Que los campos y sus cultivos estallen de alegría, que los árboles del bosque canten de alegría.»

Salmos 96: 11-12

Mis parques favoritos

Debemos recordar que tenemos la posibilidad de visitar jardines de la ciudad o también comenzar uno en nuestra comunidad o en nuestro hogar. Obviamente, siempre y cuando tengamos el espacio para ello. De esta manera podremos contemplar la naturaleza, ya que sus efectos afectan positivamente nuestro estado emocional. Esto es algo que tal vez no nos cueste nada. Caminar en la mayoría de los parques de las ciudades es gratis.

Yo estoy feliz de poder encontrar un espacio de jardín en cada ciudad a la que Dios me ha llevado y he experimentado la sanidad de Dios por medio de ello.

Aquí está la lista de algunos de los parques que han sido de bendición para mi vida:

  • Parque estatal en Hollywood, FL.
  • Jardín botánico de Miami Beach, FL.
  • El Parkway del Blue Ridge Mountains junto a Roanoke, VA.
  • Jardín Reynolda en la Universidad Wake Forest University NC.
  • Jardín de la Torre en París, Francia.

En conclusión, por más agitada que pudiese ser tu agenda, no te olvides de hacerte un tiempo para visitar un parque y sorprenderte por lo que Dios pueda enseñarte en ese momento. Por otro lado, recuerda que puedes descargar gratuitamente nuestra revista Vive a Plenitud. Para obtenerla simplemente haz click aquí.