Haciendo Espacio para la Presencia de Dios

Muchos de ustedes han compartido conmigo cómo llegaron a nuestra iglesia. Me han dicho que percibieron algo especial, algo que movió sus corazones a venir a Morning Light Church. Quizás fue porque vieron a sus hijos conectarse de una manera nueva con Dios, o tal vez porque su esposa o esposo comenzó a sentir un profundo deseo de ser parte de lo que Dios está haciendo aquí, en nuestra comunidad y en nuestro Community Center.

Esas percepciones no son casualidad. Dios está obrando, y ustedes han respondido a ese llamado de diversas maneras: algunos de ustedes han ayudado a limpiar, a mantener nuestro espacio físico en condiciones; otros han colaborado con comida, postres, o han ofrecido su servicio al finalizar los ensayos del coro o en nuestras reuniones dominicales. Todo esto me recuerda la historia de la mujer Sunamita de la que hablamos este domingo en nuestro servicio de las 11 de la mañana.

La Sunamita no se conformó con ver a Eliseo, el hombre de Dios, pasar por su casa de vez en cuando. Ella percibió algo especial en él y, movida por esa percepción, lo invitaba insistentemente a comer. Pero, eventualmente, esa percepción la llevó a hacer algo más profundo: decidió construir un lugar para Eliseo en su casa, un aposento donde él pudiera quedarse, donde pudiera encontrar descanso y refugio.

No fue solo un gesto de hospitalidad ocasional, sino un acto de dedicación, de hacer un espacio permanente para la presencia de Dios en su hogar.

Queridos hermanos, creo que Dios nos está llamando a algo similar. Nos está invitando a hacer más que solo percibir y responder de manera temporal. Que nuestro compromiso con Dios y la Iglesia Morning Light, no sea algo temporal, sino algo que se convierte en parte de sus vidas para bendición y para gloria de Dios.

Dios nos está llamando a crear un espacio permanente en nuestras vidas para Su obra, para Su presencia. Nos está llamando a hacer de este ministerio, de esta comunidad, una parte esencial de nuestras vidas, no solo una visita ocasional.

Así como la Sunamita construyó un lugar para Eliseo, les animo a que consideren cómo pueden ustedes «construir» en sus propias vidas. ¿Qué significa para ustedes hacer de este ministerio, no solo un lugar donde asisten, sino un lugar que llevan en su corazón y en su hogar? Tal vez sea comprometerse más profundamente con el servicio, tal vez sea apoyar de manera consistente con sus talentos o recursos, o tal vez sea simplemente abrir más su corazón a lo que Dios quiere hacer aquí.

La Sunamita fue bendecida de maneras que nunca imaginó porque hizo espacio para la obra de Dios en su vida. Creo que lo mismo sucederá con ustedes. Cuando hacemos espacio para Dios, cuando tomamos la iniciativa de sembrar más profundamente en Su obra, Él se manifiesta en nuestras vidas de formas que trascienden nuestras expectativas.

Que este devocional sea un recordatorio para todos nosotros de la importancia de no solo percibir, sino de actuar, de hacer espacio en nuestras vidas para lo que Dios está haciendo. Y al hacerlo, que veamos cómo Su presencia transforma, no solo este lugar, sino también nuestras vidas y las de nuestras futuras generaciones.

Oremos juntos para que Dios nos muestre cómo podemos hacer más espacio para Él en nuestras vidas, y cómo podemos servirle con todo nuestro corazón, haciendo de Su obra una parte esencial de quiénes somos.

Amén.