El pueblo de Israel atravesó el desierto gracias a la nube de fuego que representaba a Jesús, la luz del mundo. Dicha nube les recordaba sobre la presencia de Dios y su protección en aquel territorio oscuro y árido.
Ten presente que ellos no sabían exactamente cuál era la ruta que debían tomar. Sin embargo, Dios les proveyó una nube de fuego que también les daba dirección.
Jesús les dijo y nos dice:
“Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad, porque tendrán la luz que lleva a la vida.”
Como puedes ver, el propósito de Jesús como luz del mundo es guiar nuestra vida.
¿Qué significa seguir a Jesús, la luz del mundo?
Los cristianos tenemos la costumbre de preguntar: «¿Eres seguidor de Cristo?» o «¿Sigues a Cristo?». Pero, se nos olvida lo que significa realmente. Por esta razón, ya que nos encontramos en el mes de la Navidad, yo quiero recordártelo y recordármelo.
Seguir a Cristo significa reconocer Su presencia
Es importante entender que Él no nos ha dejado solos. Él es Emanuel, que significa Dios con nosotros. Uno de los nombres más preciosos de nuestro salvador y rey.
Por otro lado, Dios con nosotros significa que Su presencia está con nosotros igual que aquella nube en el desierto. Entonces ser seguidor de Jesús, la luz del mundo, implica reconocer Su presencia en nuestras vidas como Dios.
Seguir a Jesús es acogernos a su protección
Acogernos a su protección es posible por medio de su sacrificio para vida eterna. A pesar de los peligros de esta vida, Jesús está dispuesto a cuidarnos.
Además debemos recordar que somos peregrinos en esta tierra. Por lo tanto, tenemos que acogernos a Su protección por medio de Su Palabra que nos guía.
Ser seguidor de Cristo es tomar su dirección
Debemos permitir que Cristo sea nuestra estrella en la vida. Es decir, que Él sea quien ilumina nuestro camino. Recordemos que la Palabra de Dios es lámpara y luz que ilumina el camino.
Deja que Jesús, la luz del mundo, se convierta en la luz de tu vida
Seguir a Jesús también es entender quién es Él en nuestras vidas y seguir su liderazgo. ¿Por qué? Porque lo reconocemos como el Rey de nuestra vida. Ahora bien, ¿Es Jesús la luz de tus noches?, ¿le has hecho ya Rey de tu vida?
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