El año nuevo es una oportunidad que muchas personas utilizan para hacer resoluciones y establecerse propósitos. Sin embargo, cerca del 90% de las personas desisten de cumplir sus resoluciones transcurridas apenas unas semanas. Pero, ¿por qué pasa esto?

En este artículo hablaremos contigo acerca de tres razones por las cuales las resoluciones de año nuevo no funcionan. Además, te diremos qué puedes hacer para evitar que esto te pase.

Razón n°1: Las resoluciones tienen las motivaciones incorrectas

Los motivos incorrectos son una de las principales razones por las cuales no logramos las cosas que nos proponemos.

Generalmente, la mayoría de las resoluciones se realizan en un clima de euforia colectiva. En dicho clima, cada persona centra sus pensamientos en las cosas que no tienen o que les falta.

Es muy común escuchar expresiones como “él se compró un carro este año, en cambio yo no hice nada”. Bajo estos sentimientos y pensamientos negativos es que muchos trazan sus resoluciones. Así, la principal motivación de muchos es conseguir algo que les falta.

Una motivación correcta está basada en el cumplimiento de metas con beneficios eternos (como ser mejores). Mientras que las motivaciones incorrectas son aquellas que se centran en obtener ganancias transitorias (como lo es adquirir cosas materiales superfluas).

Razón n°2: Las resoluciones de año nuevo se hacen impulsivamente

Un ambiente de entusiasmo y euforia durante la época de año nuevo es el que motiva la realización de resoluciones. De esta forma, dichas resoluciones llegan a nuestra mente sin haber hecho una reflexión profunda.

Cuando no reflexionamos adecuadamente qué es lo que queremos, probablemente nuestras decisiones son el resultado de compararnos con otros o de presiones sociales. Por esta razón, esta clase de resoluciones solo sirven para desalentarte y frustrarte. Justamente porque te enfocas en lo que no posees o en lo que la sociedad quiere de ti, en vez de enfocarte en ti mismo.

Por otro lado, cuando tú sabes exactamente quién eres y qué quieres llegar a ser, entonces las resoluciones de año nuevo están de más. Es decir, una persona con objetivos claros no necesita esperar hasta el año siguiente para comenzar a accionar.

Razón n°3: Las resoluciones no son específicas

La mayor parte de las resoluciones se hacen de manera muy general. Esto impide que nuestra mente se enfoque y se organice para cumplir la meta.

Nuestra mente requiere saber qué pasos específicos se deben dar. De lo contrario, no sabremos cómo empezar a accionar. Así, consecuentemente no sabremos cómo ponernos manos a la obra. Finalmente, el resultado inevitable será el estancamiento.

Por ejemplo, una resolución de año nuevo muy común es “perder peso”. Esta resolución es general y no establece ningún plan de acción. En vez de decir “este año voy a perder peso”, conviene decir cosas como “haré ejercicio durante 10 min cada día”.

Muchos hacen resoluciones con una especie de esperanza de que las cosas ocurran de la noche a la mañana y por obra divina. Pero la realidad es que debemos accionar si queremos alcanzar nuestras metas.

Haz resoluciones de año nuevo que funcionen

Establece un plan de acción definido que te permita cumplir tus metas. ¿Qué meta quieres alcanzar para ser una mejor persona? Escoge pasar tiempo con Dios y un devocional para que sea tu compañero este principio de año.

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